CAMBIO.-
UNA AMIGA MÍA NECESITA CAMBIO.
El otoño me sugiere cambio: me gusta y no me gusta.
Es vuelta de vacaciones: no me disgusta
Es un cambio de rutina: me gusta
Antes significaba un cambio en las costumbres: de divertirse, a estudiar y trabajar: no me gustaba
Ahora paso de tomar pastillas a seguir tomándolas: me da igual
Ya no existe un cambio claro en el clima: me gusta y no me gusta
Cumplo años: no me gusta según y como.
Empiezan las carreras de caballos: me gusta según y como.
Empiezan las lluvias: me gusta y me gusta,
Empieza la liga y copa de Europa: Me gusta si ganamos.
Determinadas personas nos ponemos de un humor extraño,
se nos reblandece el alma en el sinsentido.
Hoy he ido al parque del Retiro a correr
Antes de entrar ya he notado algo raro, he advertido una anomalía que ya me señalaron el otro día; cuando llegue a la altura de la puerta de Alcalá se veía toda una masa de árboles llena de hojas de color verde, y estamos a mediados de noviembre.
Solo después de entrar, llegue a un kiosco de bebidas y había un señor moreno y bajito tocando y cantando para la gente de la terraza: era una canción de acordeón con melancólicos aires parisinos
Milagrosamente, la placidez del lugar y la magia de la música parecían haber conjurado a los árboles circundantes a respetar las formas y todos estaban casi desnudos de hojas, las que tenían ya estaban amarillas y secas y muertas, y el suelo estaba lleno de ellas
Luego corro y me dirijo a la zona del lago grande; allí por ser domingo están todos los charlatanes, magos, entretenedores y artistas en escena
Hay un predicador, probablemente evangélico que lee las escrituras: “dijo Jesús, el que tenga sed que venga a mi y beba, y quedará saciado por ríos y ríos de agua viva”
Luego corro por el paseo de coches entre madroños llenos de frutos y patinadores jugando al jockey
Corro otra vez hacia el lago y veo a los negros, vestidos de frío que te miran con cara de vender algo, lo de siempre, pero no dicen nada, salvo con esa mirada ansiosa de gente necesitada de comunicación y calor
Llego al anfiteatro de los africanos blancos que tocan el tam-tam con sus tambores, con las chicas que bailan alrededor
Allí te cargas de energía terrenal
Luego me voy, con las pilas casi a tope por la magia del sol y de los árboles, de la música y de la gente que sin previo aviso se ha reunido en ese parque para rendir culto a dioses paganos
Y entonces pienso en una chica que allá en su trabajo cabecea triste porque llueve en la ventana y sobre su vida. Su trabajo no le deja vivir y hacer lo que más placer le produce, lo que le hace sentir viva, ser una parte del mundo: coger un papel y meterse dentro de el.
Me vuelvo corriendo a mi otoño particular, ya más tranquilo y sudoroso, me ducho y escribo estas líneas que son como lluvia serena y suave de edades más frescas, y plenas.
Y pienso en mi amiga que es un ejemplo de lo que la tristeza puede hacer en un alma, yo lo se bien y solo se me ocurren los versos que primero aprendí de pequeño y que son un símbolo de la libertad para mi:”Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios, la libertad, mi ley la fuerza del viento, mi única patria, la mar."
Para Pilar, ya sabe por qué, y ánimo.
lunes, 10 de noviembre de 2008
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1 comentario:
Hola Alvaro. De vez en cuanto me acerco a tu blog. He leído este precioso paseo por el retiro y por ti.
No se si cuando hablas de Pilar, es nuestra Pilar. Sea quien sea yo también deseo que no este triste.
Soy MJ.
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