sábado, 27 de febrero de 2010

A UNA PRIMA CERCANA Y DESCONOCIDA

Acaba de morir una prima mía,poco conocida por mí, pero que fue joven y guapa.
Ahora el recuerdo la hace más joven, más guapa, más conocida, y aún eterna.




Hubo un Dios que te dió la belleza,
y hubo una vida que te enseño su dureza.
Hubo una niñez de promesas y juegos,
y una pubertad con sus dudas y ruegos.

Hubieron días de campo y cielo en tu nombre
y hubo dureza más propia para hombres.
Hubo miedo y valientes acciones,
bailes inocentes en serios salones.

Tuvo la naturaleza en ti sus dias de gloria,
y tuvo el sinsentido en ti giros de noria.
La noria te dío agua en forma de amores,
y te ahogó otras veces con negros rubores.

Que Dios te premie por tu valentía escondida,
que sea tu agua guarida nueva de radiante vida;
agua bendita perdonante, tu nueva casa infinita,
vapor piadoso ya sin culpa, tu sonrisa ya no marchita.


Eras un agua de rocío brillante,
eras el agua del dios más amante.

DOS LIBROS Y ALGO MAS

HE podido disfrutar entre dia y dia de incesable preparación de lo que me espera de dos libros mágicos. Sobre todo destacaria el titulado "El agua de las colinas" de Marcel Pagnol. Es una historia de las que ya no se escriben sobre la vida de unos recien llegados de la ciudad a los campos de la evocadora y rustica region de Provenza. Lleno de descripciones de maravillosos paisajes y tipos humanos cuenta una historia que no puede dejar a nadie impasible. Parecido es el caso de "El gran Meaulnes", de Alain Fournier,considerada una pequeña obra maestra, yo creo que no tan pequeña y que nos cuenta la historia de un chico tan fuerte y enorme como sensible a traves de la voz amiga del narrador en una Francia también rural y romántica.
En cuanto al cine destacaria "Precious", una historia ficticia que por su realismo parecería un hecho real si no lo advirtieran antes. Esa es para mi la mejor alabanza para un relato que tiene situaciones que podrían parecer sacadas entre otros de poemas y relatos de Buckowsky. "El hombre lobo" es una buena pelicula para pasar el rato, pero nada más, no se contagien y duerman.

jueves, 18 de febrero de 2010

POEMA VICTORIANO PREFERIDO DE NELSON MANDELA

EL POEMA VICTORIANO DE MANDELA:





“INVICTUS”


Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.



William Ernest Henley



William Ernest Henley: Invictus
William Ernest Henley (1849-1903)

Autor inglés, natural de Gloucester, que vivió toda la segunda mitad del siglo XIX (la época victoriana) y que estuvo buena parte de su vida convaleciente de tuberculosis. R.L. Stevenson tomó al viejo Henley como modelo para crear su John Long Silver, el pirata bueno de "La isla del Tesoro", pues eran buenos amigos y colaboraron en varios escritos. Su trabajo como editor le valió para promocionar autores, como por ejemplo, Herbert George Wells (H.G. Wells, "El mundo perdido", "La isla del doctor Moreau").
Los versos más inmortales de Henley "I'm the master of my fate / I'm the captain of my soul" son para el mundo anglosajón algo así como el "Que es mi barco mi tesoro / que es mi dios la libertad" para el mundo hispano, aunque no siempre la desafiante proclamación de libertad de Henley ha agradado a los lectores. Por ejemplo, Timothy McVeigh, autor de la masacre de Ocklahoma en un atentado con bomba, hace ya bastantes años, como última voluntad antes de ser ejecutado por un tribunal de EEUU, escribió los versos del poema Invictus como justificación a sus actos. Muchos calificaron entonces el poema como algo abominable y amoral, provocador, desafiante al orden y a la religión.
Y para los que les guste la música, el grupo de heavy metal Virgin Steele compuso una canción hace algunos añitos titulada Invictus, y que sospechosamente guarda mucha relación con el poema.
Independientemente de cómo sea entendido el significado de los versos, lo que es cierto es que Invictus es un poema extraordinario que no envejece, y que creo que impacta con la primera lectura, y hace pensar con la segunda. ¿Opiniones? Sí por favor.



(original INGLÉS)



Out of the night that covers me,
Black as the Pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.

It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.


William Ernst Henley (1849-1903)

Es el poema que Nelson Mandela se repetia un día y otro en la carcel de Robben Island durante 23 años. Le dió fuerzas y esperanza y le ayudo a consagrarse a su ideal y a sus sueños.

He investigado y Nelson Mandela estuvo en prision durante 27 años. Fue el preso 46664.

domingo, 14 de febrero de 2010

POEMA A LOS PADRES

Memory of my father
Patrick Kavanagh (Ireland, 1904-1967)

Every old man I see
Reminds me of my father
When he had fallen in love with death
One time when sheaves were gathered.
That man I saw in Gardner Street
Stumble on the kerb was one,
He stared at me half-eyed,
I might have been his son.
And I remember the musician
Faltering over his fiddle
In Bayswater, London,
He too set me the riddle.
Every old man I see
In October-coloured weather
Seems to say to me:
‘I was once your father’.


Recuerdo de mi padre

Cada viejo que veo
Me recuerda a mi padre
Cuando se había enamorado de la muerte
Aquella vez en que se recolectaron las gavillas.
Aquel hombre que vi en la calle Gardner
Tambalearse en el bordillo fue uno de ellos,
Me miró fijamente con ojos entornados,
Yo podía haber sido su hijo.
Y recuerdo ahora al músico
que tropezaba sobre su violín
En Bayswater, Londres,
Él también me puso ante el enigma.
Cada viejo que veo
Cuando el tiempo toma color de Octubre
Parece que me dice:
‘Yo una vez fui tu padre.’
Labels: Patrick Kavanagh

sábado, 13 de febrero de 2010

LOS POEMAS DE IGNACIO G. REY

Poemas de
Ignacio Jiménez del Rey, uno de mis maestros en la poesía.


Yo también paseo por esas calles

Este momento, de noche, la lluvia

Siempre la risa en los ojos

La penumbra a mi alrededor, ven

Si lloviera esta tarde

Y cuando te diste la vuelta

Las ventanas ojos miran

Rompo el metal de tu espada



Yo también paseo por esas calles
y respiro esa humedad del puerto.
Te sigo por las aceras y las cafeterías
y pido contigo algo de beber y miro
por la ventana la lluvia mientras tú
hojeas el periódico de la tarde y comentas
con el encargado los combates de boxeo
de la noche anterior. El asfalto mojado,
los charcos y las hojas de los arces
empapadas. Sopla el viento, se vuelcan
los cubos de basura metálicos y ruedan
estrepitosamente. Hay borrachos
en las esquinas. Te sigo por las aceras
y vuelvo contigo cansado a casa y escucho
la música que pones en el tocadiscos.
Miro las fotografías en blanco y negro
colgadas de las paredes mientras tú
abres la nevera y buscas algo
para comer. Hablas solo y dices
que se te alarga la cara con el paso
del tiempo y que notas cómo se entristecen
tus ojos. Me cuentas que hay una mujer
que te gusta, que es dependienta en una tienda
de animales y que vas allí a comprar
comida para peces sólo por verla,
todos los días, y que ella se sorprende
cuando te ve y luego sonríe
y tú bromeas con ella y empiezas a inventar
chistes malos para hacerla reír
y le invitas a ir a patinar después del trabajo
y ella dice que sí y tú te pones nervioso
porque crees que hacéis una buena pareja.
Me cuentas que la vida es dura,
que estamos todos aquí a fin de cuentas
para conseguir una victoria, o al menos
sentir que podemos vencer y hacer
de nosotros, de cada uno nosotros,
algo más luminoso. Aunque la vida
sea dura. Para eso estamos aquí,
dices. Para eso nada más.

El disco se ha acabado y es de noche.
Ya hace tiempo que te has quedado
dormido sobre el sofá y yo contemplo
tu rostro sereno, tu respiración pausada
fundida con el silencio del cuarto,
y admiro profundamente lo verdadera
y sencilla que es tu felicidad.





Este momento, de noche, la lluvia
cayendo fuera de la casa,
golpeando los metales
del patio interior oscuro, apenas
iluminado por la luz
que sale de la ventana de mi cuarto.
Me levanto y miro
y contemplo el reflejo de mi figura
solitaria y callada. Este silencio
es intenso. Si escucho, se hace
más intenso aun, más pesado, más denso.
Podría tocarlo lentamente. Hay quietud
en este silencio, un tiempo que
se detiene. Lo sereno permanece. Algo
en mí quiere más. Tomarlo todo. Esta
densidad que me rodea. Llueve. Las
paredes me guardan
del viento y del frío. Espera.
La quietud se dirige
hacia algo o hacia alguien.





Siempre la risa en los ojos
brillando sola. Vuela. El tiempo
es ese rostro. Desaparece en el aire
de la tarde, en el viento frío,
en las nubes grises, en la lluvia
intermitente. Aceras mojadas.
Abrazos, abrazos, el calor en el pecho,
y las manos siempre.
Como antiguamente, cuando esperábamos
encontrar detrás de las puertas
miradas de mujer. Preguntas sobre nosotros
mismos. ¿Y qué pensará un pájaro
de sí mismo? ¿Y quién se atreverá
a decir que las nubes
no piensan en absoluto? Sonríen. Lo dicen
mis ojos que una vez fueron nubes
bajo el cielo rojo ardiente
de la creación del mundo.





La penumbra a mi alrededor, ven
y besa mis párpados
de arena. Tengo lágrimas de tiempo, nubes
descendiendo abismos. Hacia lo verde
del mundo. Tengo labios
y lengua, y saliva y manos, yemas
dedos que conocen la suavidad.
Saben de la existencia
de otras emociones, siempre. La pregunta
de mi corazón a las manos labios es
¿qué hacemos aquí? Se acerca
un tren. El rugido de las ruedas
metálicas contra los raíles, el traqueteo
de una fila interminable de vagones
hacia mi destino, árboles
a los lados miran. Libros conocen vidas,
dicen, dicen, dicen de nosotros
que seguimos vivos. Ecos de voces antiguas, miles
de años atrás existieron voces antiguas.
Gargantas, cuerdas vocales rojas vibran. Y buscamos
la vibración, instalarnos en la vibración.
El sonido, el sonido, el sonido. Un pájaro, vuela. ¿De dónde
llegan los pájaros que vemos? Pasan, desconocidos.





Si lloviera esta tarde
de invierno
y la música ascendiera
escaleras.
Cocinas, olor a café, y una voz
de mujer que canta
a la melancolía de los ojos
míos que aquel verano
gris contemplaron nubes y parques,
el teatro de la vida,
el viaje hacia el misterio,
recordaron la risa y otras
existencias menos atroces,
menos gritos, menos
cuchillos, menos cuartos
vacíos, menos miedo
atravesando el pasillo
hacia mi corazón.





Y cuando te diste la vuelta
para colgar el abrigo
levemente tu blusa, a la altura
de tu cadera,
ha destapado tu piel.
Y era blanca
como la luz de una mañana
de invierno. He visto
el frío y la nieve
en tu piel.





Las ventanas ojos miran
calles vacías en verano. Sienten
cierta nostalgia, y el aire caliente,
de pasos más sonoros y cadencias
y ritmos. Otros días. Los árboles
verdes del verano y su melancolía.
En la ciudad quizás, sólo en la ciudad.
Los viajes, la distancia, el camino, los lugares.
Los árboles lentos bajo el calor del verano.
La atmósfera parada, la espera
de otro hacer. Ojalá fueran otras
las ventanas ojos. Prisiones blancas son
mortales. Muero lentamente
dentro del tiempo. Tiempo parado muerto,
es esta triste época, estos tristes años… Palabras.
Desearía haber vivido ya
el tiempo de mi destino. Promesas
sueños. Hacer, hacer, hacer.
Veo tus pies y los míos. No sé, no sé si estamos
juntos. Arena fina de playa infinita
y mar constante. Suave. Ven. Ven
a la vida.





Rompo el metal de tu espada
con los dientes. El filo corta y hiere
mi lengua y mis labios y yo
rompo el metal de tu espada
con los dientes. Roja y espesa es la sangre
que gotea y trozos de metal
y hueso caen
hacia el dolor negro, abismo
de antiguas edades ya terminadas.


Se admiten y desean comentarios

martes, 9 de febrero de 2010

DOS POEMAS DE MAX

No se si seguiré llevando este blog. De momento esto es lo último que escribo o transcribo. Espero que a Max no le moleste.


Practica 20 de Max, soñando con Gil de Biedma y su poema
"Ribera de los alisos".

Los pinos son más viejos.
Sendero abajo,...
asoman las raíces.....

Y allá en el fondo el río entre los álamos,
completa como siempre este paisaje
que yo quiero en el mundo,
mientras que me devuelve su recuerdo
entre los más primeros de mi vida,
que hasta la idea de morir parece
bella y tranquila. Igual que éste lugar.



Poema de práctica 20 de Max

Regreso

Sentado en el sofá
con las piernas cruzadas,
la habitación en penumbra
y el teléfono desconectado
para que no me moleste nadie,
emprendo el regreso
a mis dieciséis años.
Sendero abajo,
allá en el fondo de mi mente,
voy encontrando el recuerdo,
ya casi olvidado,
de esa edad difícil
en la que asomaba por primera vez
a la vida.
Vuelvo a la casa de unos padres
que no parecían muy felices
y parecían vivir el matrimonio
como una guerra indigna.
Yo también viví una guerra…
No fue la de mi padre
que perdió a su padre, el republicano,
cuando sólo tenía cinco años.
La mía no fue tan cruel,
pero de todas formas, me hizo
infeliz.
De noche, cuando me despertaban sus broncas,
sentía en el corazón resentimiento
y ganas de morir
y dejarles a ellos solos
amargándose la vida.
Recuerdo intensamente
el placer de la soledad.
Soñaba muchas veces
con estar solo en el mundo…
El viejo sueño de la adolescencia
de vivir en libertad.
Y estaban también
los libros, con sus mundos inventados,
que me daban envidia
y me exaltaban a la aventura
y a la rebelión.
El mundo real, indiscutiblemente,
no estaba hecho
para que yo viviera en él.
Si al menos
me hubiera ido bien en el colegio.
Pero, ¿qué me importaban a mí
todos esos conocimientos
que los profesores se empeñaban
en hacerme comprender?
Aquel invierno,
yo también me escapé de casa,
también odié a mi padre,
busqué la comprensión
de algún amigo
y grité de rabia.
De aquel rencor de entonces
me queda sólo la vergüenza
de no haberlo sabido
hacer mejor.
Espero, con paciencia,
que mi hijo de dieciséis años
comprenda, con el paso de los años,
igual que yo hago ahora,
el amor profundo de su padre,
y se reconcilie con él,
aunque sea leyendo estas palabras
que escribo hoy
para decirle
que yo también lo siento.



Poema de Max con rima

Aquella tarde entre montañas,
arroyos, pinos y rocas,
lagartos, mirlos y moscas,
libélulas que la vista engañan.

Corriendo por entre las peñas,
saltan mis sueños persiguiéndote,
hasta la umbría del castaño,
donde se estrellan contra tu piel.

Recuerdos que llegan ardiendo hoy,
como mariposas a mis entrañas,
que vuelan y me acechan extrañas,
para confundir si vengo o voy.








Por cierto, hoy he escrito, yo Max, otro poema, a proposito de la última práctica ( Punto de inflexión en la vida). Se titula Divorcio y no sé exactamente cuál será su valor literario, pero para mí es uno de esos poemas que "eran necesarios". De nuevo, otro poema largo. Compruebo así, una vez más, que mi estilo ha cambiado bastante. Y también que estoy en una etapa realmente fecunda de mi vida.

Un saludo de Max para todos.