miércoles, 31 de diciembre de 2008

POEMA FIN DE AÑO PARA UNA METAMORFOSIS

Todos queremos algo en el nuevo año. Queremos dejar lo viejo, lo triste. Queremos olvidar lo que nos ha hecho daño, lo que no nos ha dejado crecer y nos ha encerrado en una espiral de miedo rencor y egoismo: el ego, siempre el ego, eso son las sombras. Para eso hay que bajar al ruedo y al rio de la vida y mojarse de su agua sucia pero fria y vivificante, y a golpes de realidad machacar a la tristeza. Eso intentaré yo para que la realidad inspire mis instintos creadores y que estos sean aliento de vida. Un feliz año amable y sabio, lleno de meditación y de loca cordura.



Las sombras se me agarran al alma y no me dejan
Bajar al río de la vida.
Las sombras del miedo y la tristeza cansina
Me corroen y devoran, yo las desprecio:
Pero son grandes en su microscópica bajeza.

Hay un año nuevo para probar nuevas fragancias.
Un mundo nuevo para amar vírgenes sin velo,
Un mundo de ecos sordos y mudos de asombro,
Cansancio y miopía.

Quiero una era nueva de viajes sin retorno a la
Cordura más disparatada. A las bajezas más sublimes,
A la conjunción de triunfos nunca antes cantados.
Quiero probar las fragancias de la luz que no te
Abandona en la estacada en cada esquina.

Quiero ser de luz y de inocencia y no plañir con
Rencores mi fracaso.
Quiero en mí el hálito de un poeta amable y amado
Por sus obras, que viva en una jaula con alas y sin rejas.

Quiero lo imposible que hasta a hora rondaba por delante
De mis ojos provocando. Quiero ser un Dios de la alegría
Para todos, con las costuras de mi chaqueta rotas,
Como las de mi alma,
Rotas de amor por algo que no se si existe.

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