Os pude oir llamando al joven Pushkin en la nieve,
acariciando a la leona en su nirvana,
amandoos dieciocho veces sin medida
del mismo amor que se da a una madre.
Os oí recreando con el fantasma de Pessoa,
un nuevo imperio del alma en el cerebro,
en el que ya no se adoren más dioses
a los que se coman los gusanos,
adoraremos más bien a los gusanos, que todo lo perpetúan.
Imperio gobernado por espíritus como el de Marta,
gráciles, profundos, de mágicas palabras imaginadas.
Ese espíritu necesitará un libro, el primer libro, el libro de Marta,
el de la mejor poeta, el libro de todos, que somos ella.
Yo hubiera querido estar con vosotros, con mi madre y con ella,
inyectarle poesía, inyectarosla a vosotros,
inyectarle, inyectaros la alegría
de un nuevo nacimiento
que vaya proclamando el viento
por todos los rincones más reconditos del nuevo día.
Estuve con ella, con mi madre, y con vosotros,
y como era de noche, echó a volar nuestro pájaro azul
para posarse en la mano de dos niñas rubias y su ejercito,
que son solo y todo esencia de vida y poetica energía.
domingo, 4 de noviembre de 2007
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1 comentario:
He asistido a vuestra inauguración, y puedo decir que me llevo una idea de la poesía bien distinta a la que tenía. Estoy encantado, ójala haya más veces.
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